El Instituto de Capacitación del Oriente ICO, en el marco del proyecto Fortalecimiento de la seguridad alimentaria que financia el gobierno de Bélgica a través de SOLIDAGRO, apoyó a productores de las comunidades con las que trabaja, para que conozcan la experiencia de Masashi Asano en cuanto a la producción de alimentos sanos.
Masashi Asano es un ciudadano japonés de 80 años que se afincó en la década de los 80 junto a Tomoyo, su esposa, en la localidad de Samaipata, Santa Cruz, Bolivia.
Asano, a través de su paciente observación y perseverancia, creó una fórmula para vivir en armonía con el entorno natural.
Inicialmente comenzó produciendo de manera convencional, con agroquímicos para el control de plagas. “Estuve cinco años así, pero en 1991 cambié al cultivo ecológico”. Refiere que también fracasó parcialmente, lo que le hizo evaluar qué había pasado, pero perseveró y notó que la naturaleza estaba haciendo lo suyo, por lo que tuvo que adecuarse al nuevo tipo de manejo de la tierra, que le dio después muy buenos resultados.
Los insectos y los pájaros forman parte importante en su huerta de producción, los considera sus aliados porque la vida animal no es perjudicial para los cultivos. Solo consumen sin depredar y, además, cumplen funciones de equilibrio y regulación.
Pensando en la canasta familiar produce 43 variedades de cultivos hortícolas y de frutas. Cría patos, gallinas, conejos y cerdos.
Actualmente Asano, está produciendo sus propias semillas. “Una planta nace de una semilla y muere dejando su semilla, y volviéndolo a sembrar esas semillas caracteriza la humedad, aireación y las temperaturas de la huerta, entonces ante cualquier anomalía del clima, éstas se adaptan mejor”.
Durante 5 años comprobó que en el agro convencional se usa más máquinas, más agua, más mano de obra, y eso impide ser rentable económicamente para el pequeño productor, además que el uso de agroquímicos va en contra del medio ambiente y la vida misma. Es por eso que actualmente trabaja con un sistema de labranza mínima, lo que le permite ahorrar energía, agua, tiempo y mano de obra.
“No es nada complicado producir ecológicamente, si en una parcela utilizaste productos químicos, solo tienes que tener una paciencia de 5 años para que la naturaleza logre el equilibrio”, sostuvo.
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